Para abrir este artículo tengo que decir, que de todas las rutas que he hecho en los casi cuarenta años que llevo andando en moto, esta es, probablemente, la ruta que más he disfrutado. Comienza en Águilas (Murcia), termina en Almería, y transcurre por viejas carreteras costeras con mucho mar y poquísimo tráfico, con formidables paisajes de fondo. Se pasa por San Juan de los Terreros, Garrucha, Mojácar y Carboneras, para terminar en Almería capital. En total son 132 kilómetros divididos en tres sectores, de los cuales los dos primeros van totalmente pegados al mar, y el tercero atraviesa el desierto.
El primer sector nos lleva desde Águilas hasta Garrucha. Águilas fue pueblo de pescadores; aún hoy lo es, aunque alrededor del puerto y de sus casas marineras ha crecido una abigarrada masa de edificios orientados al turismo. Yo de hecho amanecí en un hostel junto al puerto deportivo, que estaba muy animado desde primera hora de la mañana.
Desde Águilas hasta Garrucha, se extiende un tramo de gran valor paisajístico: un estrecho corredor entre el intenso azul del Mediterráneo, y las abruptas paredes rocosas de la sierra Almagrera cayendo repentinamente sobre el mar. Desde San Juan de los Terreros, ya en la provincia de Almería, hasta Garrucha, que es la versión tranquila de la vecina Mojácar, hay 28 kilómetros de una carretera, la AL-7107, que da pena que se acabe, una verdadera delicia.
Nada más entrar en la 7107, me llamó la atención la presencia de numerosas autocarabanas y campers aparcadas en una llanura elevada junto al mar.

Me adentré en la carretera, iba como sobrecogido, sin ningún tráfico, sólo algunos ciclistas, las montañas a mi derecha, y a la izquierda el Mediterráneo. Unos diez minutos después paré la moto junto a un banco que miraba al mar, quería respirar ese aire, y tomar alguna fotografía.



Diez minutos después, hice una nueva parada a la altura de la cala de la Invencible, donde pueden verse encaramadas en la montaña, las ruinas de la fundición “Invencible”, restos de una importante fábrica metalúrgica del siglo XIX, surgida del descubrimiento de plata en esta zona. Destacan las chimeneas en la cima del cerro, y sobre todo, la arcada de piedra que aparece en la fotografía.

La cala, justo abajo, ofrece un lugar retirado y tranquilo donde darse un baño en aguas cristalinas, o incluso pernoctar, según parece, por la autocaravana aparcada en la misma arena de la playa

La Al-7107 termina en Puerto Rey, junto a las playas de Vera, donde paré a desayunar en una cafetería. El local resultó ser un cyber café con un fuerte olor a tabaco, pero la música, el desayuno, y la camarera, hicieron que mereciera la pena ese breve dejavu.
Desde Puerto Rey hasta Garrucha, hay sólo unos kilómetros de transición por la A-370, y en seguida la abandonamos para volver a tomar una carretera costera espectacular, la AL-5107, por la que haremos el segundo sector de la ruta, desde Mojácar, hasta Carboneras.

Como señala Pedro Pardo, el emplazamiento de Mojácar pueblo es soberbio, su caserío se arracima en las faldas de un pequeño cerro, y sus casas son de una blancura que refulge a la luz del sol, posee resonancias de la otra orilla del Mediterráneo. Vale la pena subir hasta el pueblo por las magníficas vistas que desde sus diferentes terrazas se obtienen. De entre ellas, la del castillo es la que se encuentra a mayor altura, y la que se abre más abajo, en la Plaza Nueva, tiene el ambiente añadido de las terrazas.

Dejé la carretera y subí al pueblo, con la intención de disfrutar las vistas panorámicas desde lo más alto del castillo, pero lo logré sólo a medias; es decir, subí cuanto pude, hasta lo más alto de la Avenida de París, ya muy cerca de la Plaza Nueva. A partir de ahí el acceso estaba cortado al tráfico y había que seguir a pie, así que aparqué la moto, tomé algunas fotos, y seguí con mi ruta.

El siguiente sector de la ruta, por la costera AL-5107, nos lleva desde Mojácar hasta Carboneras. Siguiendo con Pedro Pardo, una vez que los hoteles y urbanizaciones de Mojácar-costa quedan atrás, se inicia el ascenso a un empinado promontorio rocoso, último contrafuerte de la Sierra Cabrera, antes de desaparecer bajo las aguas del mar. El ambiente es de una soledad y aridez sobrecogedoras, y la vista sobre la torturada costa almeriense, impresionante. Al otro lado se sitúa la playa y el pueblo de Carboneras.
Efectivamente, es un tramo formidable, porque transitas pegado al mar, pero encaramado en las alturas de la sierra, con unas vistas aéreas sobrecogedoras. La más espectacular, sin duda, la del mirador de La Granatilla, en pleno Parque Natural Cabo de Gata – Níjar, geoparque declarado reserva de la biosfera.
Desde el mirador, que es simplemente un amplio ensanche en una gran curva en la cima, con un par de paneles explicativos, se obtiene al este, una plácida visual de la montaña con el mar Mediterráneo al fondo; y hacia el oeste, que es propiamente el mirador donde están los paneles, se contempla en primer plano la carretera que asciende al Collado de la Granatilla, a través de una formación volcánica conocida como “Brecha Roja de Carboneras”. Abajo, la playa El Algarrobico, con Carboneras al fondo. La parada en este mirador es imprescindible.


El último sector de la ruta nos lleva desde Carboneras hasta Almería, atravesando el desierto de Tabernas.
Salimos de Carboneras por la N-341 dirección norte hasta la A-7 a la altura de Venta del Pobre, donde en vez de tomar la A-7, cogemos una carretera secundaria sin ningún tránsito, la A-1103, que después pasa a denominarse A-1102, y que transcurre por un impresionante paisaje desértico. Se pasa por los Molinos del Río Aguas, una aldea o más bien cortijada junto al nacimiento del río. Sólo unos cientos de metros más arriba, paré para contemplar el caserío desde arriba, sobre el fondo que forman los karst de yeso. Es un paisaje muy peculiar, semidesértico.


Sólo unos kilómetros más adelante hice una nueva parada en el Mirador Urrá, que ofrece una panorámica excepcional de la Cuenca de Sorbas, una depresión intramontañosa enclavada en las zonas internas de la Cordillera Bética.


Según explica un panel informativo en el mirador, la Cuenca de Sorbas constituye una zona de singular interés geológico para estudiar los cambios ocurridos en la costa mediterránea en los últimos ocho millones de años, y su relación con la evolución geológica de la Cordillera Bética.

La A-1102 continúa, sinuosa y solitaria, sin más tránsito que el de algunos motoristas disfrutando de la carretera, hasta llegar a Sorbas, donde nos incorporamos a la N-340, que nos llevará hasta Tabernas, a lo largo de 33 kilómetros de un paisaje árido, como indica Pedro Pardo marcado por las profundas y anchas ramblas secas, efecto de la intensa erosión provocada por las torrenciales lluvias sobre un terreno que apenas cuenta con una mínima capa vegetal que lo dificulte. Los caseríos se muestran abandonados o semiderruidos. Nos encontramos en el desierto de Tabernas. Sus cerros desnudos son muy populares debido a que han sido el escenario de un gran número de películas que eligieron estos parajes como evocación de los del Oeste norteamericano.
En esta zona, se encuentra el Mini Hollywood, con un par de poblados utilizados en la filmación de muchas de aquellas películas.


La verdad es que este territorio es puro western, y cuando paras la moto y te adentras en el campo apenas diez metros para tomar una fotografía, sientes que en cualquier momento puede aparecer Clint Eastwood con su poncho y su cigarro, tirando de una mula.

Desde Tabernas, bajé hasta Almería capital, para terminar mi ruta.

Volviendo a Pedro Pardo, Almería llama la atención por su inconfundible aire magrebí, seguramente efecto de su intensa luz blanca, de que el desierto llega a donde empieza la ciudad, y de su peculiar arquitectura popular. Desde lo alto, como si se tratase de una casbah, la Alcazaba proyecta sobre Almería un perfil norteafricano, y las humildes casas del barrio La Chanca, dispuestas en un prieto entramado de callejuelas, parecen pertenecer a una medina árabe.


Con esta ruta daba fin un estupendo viaje de cuatro días, por las rutas 24, 25, 26 y 27, de la guía España en Moto de Pedro Pardo, que da nombre a esta sección del blog; es decir, todas las rutas del mediterráneo desde el Maestrazgo hasta Almería, dejando para otra ocasión, la parte mediterránea de Catalunya.
Desde Almería, regreso al Califato por Granada y Antequera, y pilas cargadas hasta el siguiente viaje.

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