Desde Córdoba, el viaje a Cádiz es breve y cómodo, así que desayunamos en casa tranquilamente, viajamos en coche, y llegamos a Cádiz a las 12:30h, como teníamos previsto.

Habíamos reservado un bonito apartamento en la calle Isabel La Católica, frente al puerto y en pleno centro histórico, un lugar perfecto para instalarse unos días y visitar la ciudad a pie. Efectivamente, tras negociar un poco, metimos el coche en el Parking Muelle Reina Sofía, que estaba a 500 metros del apartamento, y ya no lo movimos en los cuatro días de estancia.

Nuestro anfitrión resultó ser un hombre amable y algo ceremonioso, y el apartamento era amplio, bonito y muy confortable. Soltamos las cosas y nos lanzamos a la calle, estábamos felices y relajados y queríamos aprovechar el tiempo.

Bajamos desde nuestra calle hasta los Jardines de la Plaza de España, donde hay un monumento a la Constitución de 1.812, La Pepa, que está muy presente en toda la ciudad. Estos jardines fueron durante los cuatros días, el principio y final de todas nuestras salidas.

Monumento a la Constitución de 1812, La Pepa, en la Plaza de España

Desde allí, caminamos unos quince minutos por unas calles estrechas y bulliciosas, hasta llegar al Mercado Central de Cádiz, uno de los lugares más icónicos de la ciudad.

Lo primero que llama la atención es su perímetro exterior, en el que sobre paredes de piedra y cal, una combinación que me encanta, se muestran obras temporales de artistas locales, que van cambiando con asiduidad.

Mercado Central. Exterior
Mercado Central. Exterior II

Además, las calles que rodean el mercado están llenas de bares con terrazas, y también de pequeños puestos ambulantes, que venden cartuchos de pescaito, que te puedes ir comiendo por la calle, comprando la bebida en cualquier bar. El interior del Mercado también es curioso, tiene una nave central rectangular, que alberga los puestos del mercado, y una galería o calle interior porticada, que rodea completamente la nave central, y que ofrece en todo su perímetro, un sin fin de puestos con todo tipo de comidas, también en cartuchos, que puedes consumir allí mismo en mesas altas con taburetes, o llevártela donde quieras. Nosotros fuimos un poco salvajes y elegimos un puesto de chicharrones de Chiclana, que son unos tacos de tocinete frito, con un aliño muy parecido al chimichurri uruguayo, que nos encantaron pero que nos dejaron saciados para dos días. La verdad es que el Mercado Central de Cádiz tiene un ambientazo y es visita indispensable. Lamentablemente, todos teníamos los dedos lleneticos de grasa y no pudimos hacer ninguna foto de los chicharrones.

Mercado Central. Interior.

Para la tarde habíamos reservado plaza en un freetour que partía de la plaza de San Juan de Dios a las 16:30h, así que, empezamos a caminar en esa dirección, con la idea de parar en algún bar por el camino y terminar de comer, y así lo hicimos, ya en la Plaza de la Catedral.

El Tascón del Torreón. Sitio agradable, pero con cocina carente de interés.

En esta ocasión, la guía que nos tocó en suerte, era sólo funcional. Es una pena, porque algunos guías son verdaderamente brillantes y divertidos, pero eso no le quitó ni un ápice de interés a la visita, simplemente, no añadió nada más, a lo muchísimo que Cádiz ofrece, como ciudad trimilenaria, de las más antiguas de occidente.

Comenzamos nuestra visita contemplando el edificio del Ayuntamiento, para entrar enseguida en el barrio del Pópulo, un pequeño pero interesante barrio medieval amurallado.

Arco del Pópulo. Uno de los tres arcos de entrada al barrio medieval.

En el Populo visitamos La Casa del Almirante, propiedad en su origen, de un almirante posiblemente de origen judío, que tuvo sus más y sus menos con la Inquisición.

Callejeando por el Populo.

Después visitamos la denominada Catedral Vieja. Una iglesia de cal y piedra, formidable por dentro y sin embargo por fuera, sobria y geométrica como una fortaleza, para pasar desapercibida en los bombardeos navales, dada su ubicación junto al mar.

Catedral Vieja. Interior
Catedral Vieja. Exterior

La Catedral Vieja está en una plaza empedrada en desnivel, tal vez un poco desolada. En esta misma plaza hay un aljibe con una pequeña torre con cúpula de piedra, que alberga un pequeño oratorio, y tras ella, la portada de la casa palacio más antigua de la ciudad, cuya fachada está abandonada pero que, nos dijeron, actualmente está siendo restaurada por dentro.

Plaza de la Catedral Vieja

Con el paso del tiempo decidieron construir una nueva Catedral, mayor y más ornamentada, que actualmente es conocida como la Catedral Nueva, que está situada en una amplísima plaza peatonal, en la que había un mercado navideño, ya poco animado en estos días de Reyes. La Catedral tardó en construirse 116 años y en su construcción participaron varios arquitectos, que además decidieron emplear diferentes tipos de piedra, como se observa fácilmente en la fachada.

Catedral Nueva con mercado Navideño y guaperas posando

Me interesó mucho la piedra más oscura de la parte inferior. Se denomina piedra ostionera y es típicamente gaditana, procede del mar y por eso mismo, es perfecta para soportar la erosión del viento y el salitre del litoral. Esta piedra está en Cádiz por todas partes, y tiene una interesante textura porosa semejante a los fósiles, conteniendo en su estructura moluscos y piedras marinas. No sé qué se le pasaría por la cabeza a los arquitectos posteriores, para sustituir esta piedra por otra blanquísima traída del norte.

Piedra ostionera. Detalle.

Después seguimos caminando hasta la Plaza de las Flores. Realmente se llama Plaza de Topete pero todo el mundo la conoce como Plaza de las Flores e incluso aparece así en muchos mapas, por sus puestos de flores.

En el centro de la plaza hay una escultura de Columela, Príncipe de los escritores de agricultura, y en un extremo de la plaza, está el bonito edificio de correos, del mismo arquitecto de la Plaza de España de Sevilla, fácilmente reconocible por los azulejos policromados y el ladrillo visto.

Plaza de las Flores. Al fondo, edificio d Correos.
Columela. Príncipe de los escritores de agricultura.

Por último, nos dirigimos a la Plaza de San Antonio donde terminaba nuestra visita, pero antes, hicimos al paso algunas visitas interesantes. La primera en la Torre de Tavira. En Cádiz, ciudad naval y puerto de gran importancia histórica, son muchas las casas con torres, desde las que, en el pasado, se establecía comunicación con los barcos mediante el uso de banderas y el envío de palomas mensajeras. Pues bien, de las más de 100 torres que hay en la ciudad, la Torre de Tavira es la más alta, y está situada en una casa que perteneció a un armador y en la que actualmente se está preparando un Centro de Interpretación del Carnaval de Cádiz, que está próximo a abrir sus puertas. Curiosamente, Tavira era un empleado portugués de la casa, y ha sido él y no el armador propietario, quien ha dado su nombre histórico a la torre.

Seguimos paseando por el centro, y vimos como en el entramado de calles estrechas del centro, muchas esquinas estaban protegidas con cañones, que una vez inutilizados para el combate, se disponían verticalmente en las esquinas para que los carruajes no desconcharan y deterioraran las esquinas de las casas.

Esquina con cañón.

Estos cañones, en las zonas más humildes aparecen enteros en su forma original, y en las zonas  de la clase más pudiente, aparecen fundidos y con la inscripción del año de su fundición.

Esquina con cañón de hierro fundido.
Bonita casa con piedra ostionera. Me acompañaba la Jefa del Soviet Supremo.

Finalmente llegamos a la Plaza de San Antonio donde finalizó el freetour.  Antes, la guía nos mostró cómo en esta plaza se podían observar los cuatro tipos de torres que hay en las casas de la ciudad: la torre-terraza, la torre de sillón, la torre de garita y la torre mixta.

Plaza de San Antonio con torre I
Plaza de San Antonio con torre II

Desde la Plaza San Antonio, ya sin la guía, subimos por la calle Veedor rectos hasta el mar, y bordeamos por fuera, pegados al mar, el Parque Genovés, al que volveríamos al día siguiente. Pasamos por el Parador de Cádiz y por el Castillo de  Santa Catalina, y por fin llegamos a la Playa de La Caleta, que es a donde nos dirigíamos, para sentarnos frente al mar, y descansar viendo uno de los atardeceres más bonitos del mundo.

Bajamos a la playa y nos sentamos en un poyete, con los pies colgando sobre la arena, junto a unas barcas de pescadores. A unos metros había un grupo haciendo compás y cantando flamenco, y lo hacían bastante bien. La tarde se iba en sus últimas luces y la playa estaba despejada, apenas dos o tres parejas esparcidas por la arena, los flamencos, y un grupo de chavales que jugaban con un pastor alemán. A la derecha, los muros del Castillo de Santa Catalina, y a la izquierda y al frente, esa especie de malecón que forman el Puente de Hierro y el Puente Canal, para conducirte al Castillo de San Sebastián, recortados en el horizonte de un cielo rojo, naranja y malva, con el caminito de luz del Faro sobre el agua. Max bajó hasta el mar y estuvo allí un buen rato.

Playa de la Caleta. Max bajó junto al mar

Después de una hora y ya de noche, nos marchamos para casa, pero antes, nos hicimos unas fotos junto a dos de los cinco ficus gigantes que hay en la ciudad. Según la leyenda, estos ficus los trajeron de la India unas monjas misioneras. Sin embargo, al día siguiente una chica que estaba escribiendo una guía botánica de Cádiz, nos explicó que son de la especie ficus magnolioides, que procede de la costa de Australia. Por tanto, vinieron de las antípodas, aunque claro, nada impide que antes pasaran por la India.

Los ficus gigantes de Cádiz

Tomamos unas fotos y caminamos unos 20 minutos hasta llegar a casa, paseando por la calle San José y la Plaza Mina. Ya en casa, duchas, una cena potente y unas cervezas,  porque había sido un día largo y estábamos hambrientos y cansados.

Kiosko en plaza Mina

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3 respuestas a “Mercado Central, Cádiz Imprescindible, y atardecer en la Playa de la Caleta.”

  1. Ay. Qué bonito e interesante. Ya me veo en Cádiz y con los itinerarios hechos.

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    1. Me alegro de que te guste, seguro que lo pasáis genial en Cádiz 🌹😘

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  2. Ay. Qué bonito e interesante. Ya me veo en Cádiz .

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